Selección

Barbacoa

Rodolfo Levin

A Chavela se le ocurrió juntarse la noche del 24 de agosto.

No, ni en pedo Chavelita, detesto la puta noche de la nostalgia–dijo Marcos Aponov, el “ruso”, casi indignado.

Pará rusito, todavía no sabés la idea que tengo

¿Cuál?

Como al día siguiente es feriado pensé en hacer un juego entre nosotros y de paso picamos algo

Mmmm…–el ruso pareció achicar su enojo–¿a qué querés jugar?

Nada, vos vení el 24, Tincho hará unas brochettes de pollo.

Por las brochettes voy, cero nostalgia conmigo.

Entre Chavela y el Tincho llamaron a los demás: el Boedo, la flaca Carina y Pilar, o Pili como solía llamarla Chavela. Todos aceptaron, era lindo juntarse una vez cada tanto.

La barbacoa estaba a tope, Pilar llegó con su nieta adolescente; el ruso presentó a su última novia, Laura, muy joven y linda; la flaca Carina con su inseparable perro labrador y las dos hijas de Chavela y Tincho, ambas con sus parejas. Un montón de gente alrededor de la parrilla, la fría noche de agosto obligaba a buscar el calor del fuego. Las brochettes quedaron disimuladas entre chorizos, achuras, quesos y verduras a la parrilla. Mucho vino bueno y algo de whisky. El Boedo se lució con el postre: chajá casero.

Chavela esperó la sobremesa con impaciencia. Golpeó las manos.

A ver, silencio, ahora que están bien comidos y un poquito mamados voy a repartir algunos números, cuando haga el sorteo, a quién le toque será interrogado.

-¡Pará!–dijo el ruso, único que tomaba el buen whisky de la casa–¿quién sos? ¿el Departamento 5?

Los veteranos largaron la carcajada, los jóvenes se miraron sin entender.

-¡¡Dale!!- Se entusiasmó Pili… -¿cuál es el tema?

-Cine –dijo Chavela, enfatizó la ce y alargó el sonido, delataba la complicidad con el auditorio de mayor edad. Hubo aplausos.

-¡Me encanta! –agregó la flaca Carina mientras Tincho y el Boedo golpeaban las palmas y Marcos, el ruso, agregaba whisky a su vaso, sin demostrar mayor interés.

Chavela sabía crear expectativa, sus años en la escuela de teatro siempre la ayudaban a animar las frecuentes reuniones en la barbacoa. Repartió los números con sabia discreción, evitó a los jóvenes.

-A ver, a ver, a ver– revolvió una pequeña bolsa y cantó: -¡¡número cinco!!… ¿quién lo tiene?

-¡Yooo! –Gritó la flaca Carina, alegrona por el vino y entusiasmada por el juego.

El clima era de diversión

-A ver flaca, te tocó responder sobre Profundo Carmesí.

-La puta madre- dijo Carina-…dale, si, pregunta

-¿Director?

-Arturo Ripstein

-¿País?

-México

-¿Argumento?

-Amor, desamor y tragedia

-¡Brillante!– Gritó Chavela y su aplauso invitaba a los demás, que imitaron efusivamente agregando vivas.

-Perdón –gritó Marcos desde el fondo, abrazado a su novia y al vaso de whisky– les faltó mencionar a Coral, el personaje central, una actuación memorable de gorda hermosa, monumental, la mejor modelo para un cuadro de Botero…ahhh…y la vi en Cinemateca, allá por el dos mil –La acotación del ruso levantó más aplausos y vítores.

Chavela volvió a revolver la bolsa con los números.

-¡Número dos!

-Presente–dijo alegrón el Boedo

-Sexo, mentiras y video, Boedito – gritó Chavela, mezclando sonrisa y picardía

-Justo a mi… en perpetuo estado de abstinencia -murmuró el Boedo

-No te me achiques, Boedo– dijo el ruso mientras besaba a su novia en el cuello

Con el aire maternal de siempre, Chavela– dando un sorbo a la copa de malbec– interrogó al Boedo. De fondo sonaba dulcemente Chico Buarque con “Valsinha”.

-A ver, pibe… ¿director?

-La bestia de Soderbergh, fue de sus primeras películas…o la primera tal vez.

-¿País?

-La madre patria…”iunaited steit” – el Boedo denotaba el efecto de las tres copas de vino

–¿Argumento?

-La hipocresía en las relaciones de pareja y de las mentiras que estamos hechos.

–¡¡ Bravo, tigre!! Aplaudió el Tincho y los demás siguieron.

El ruso interrumpe:

–Andie MacDowell, Boedito, Andie MacDowell…tiene una actuación brutal, palabras no dichas, miradas que hablan, genera un erotismo increíble, el deseo y el silencio en un mismo puño. Ta, con eso alcanza.- Da un sorbo a su vaso. Su novia lo abraza por detrás.

Todos celebran nuevamente la acotación del ruso y él agrega. – Ah, perdón– levanta el dedo índice–…la dieron en Cinemateca por febrero del 92– más aplausos y vivas. El ruso estaba definitivamente en pedo.

–¡Número siete! – anunció Chavela, que hacía bailar su copa en la mano izquierda

–¡Acá!– dijo Pilar, removiendo del hombro derecho a su nieta, casi dormida y que además no entendía demasiado el alboroto de su abuela.

-Cría Cuervos! jeje…te salió fácil, canaria

-Si, un boleto, dale.

–¿Director?

-Saura

–¿País?

-España

–¿Argumento?

Pilar quedó en silencio, con la mirada en el piso, pensativa. La expectativa y el silencio contagió al auditorio.

–¡Mierda! …no me acuerdo…

-Te ayudo –dijo el Tincho– la Chaplin, Ana Torrent, la niña actriz

-Si, dale, ¿qué más? – apuró Pilar

-Una crítica al franquismo…

-La puta madre…saben que no la vi…–dijo en tono de confesión y agregó– ¿Y saben por qué no la ví?… a ver si se acuerdan.

El ruso espabilaba su borrachera, Chavela mantenía la copa en la mano y los demás, incluso los más jóvenes, esperaban con ansiedad la respuesta de la canaria.

-Ese día acordamos ir todos al cine…ustedes fueron, yo no.

-La concha de la lora……dijo el Boedo…me acuerdo…ese día se llevaron a tu viejo en cana.

-Exacto– dijo Pilar

El ruso, nuevamente con el vaso en la mano, mientras abraza a Laura que lo sostiene, camina al centro de la barbacoa:

-Carlos Saura, un poeta. Cría Cuervos, un ejercicio estético mayor, Saura fue hijo artístico de Buñuel y en esa película tradujo aquello de las dos Españas en forma muy sensible y refinada. Se estrenó en el setenta y siete en el Cine Ambassador, fue un éxito en todos lados y sobre todo en nuestro país que estaba en plena dictadura, yo la volví a ver en democracia, en el 85, en uno de los varios ciclos de Saura que hizo la Cinemateca…he dicho– y levantó su vaso ya casi vacío.

Fue una aclamación.

-Bueno…se acabó el juego, están todos muy borrachos…yo incluida. –Chavela fue y abrazó al ruso.

-Salvaste el partido, muñeco.

La reunión se terminaba. La nieta de la canaria, ya bien despierta, pregunta a su abuela

–¿De qué habló el ruso?

–¿Qué cosa, Anita?

-Cinemateca ¿qué es la Cinemateca?