El delgado hilo entre Sachsenhausen y Cinemateca Uruguaya

Juana Canosa Bonjour

(Sachsenhausen: fue un campo de concentración ubicado en la población de Oranienburg, en Brandeburgo, Alemania. Construido por los nazis en 1936 para confinar o liquidar masivamente a opositores políticos, judíos, gitanos, homosexuales, y posteriormente también prisioneros de guerra y finalmente Testigos de Jehová. Aproximadamente 30.000 prisioneros de todo tipo fueron asesinados dentro de este campo.) Wikipedia.

Cinemateca uruguaya: es una filmoteca uruguaya con sede en Montevideo, Uruguay, fundada el 21 de abril de 1952. Es una asociación civil sin fines de lucro que tiene como objetivo contribuir al desarrollo de la cultura cinematográfica y artística en general. Forma parte desde sus inicios de la Federación Internacional de Archivos Fílmicos (FIAF), con sede en Bruselas. Es miembro fundador de la Coordinadora Latinoamericana de Archivos de Imágenes en Movimiento (CLAIM) Y miembro asesor del Instituto del Cine y Audiovisual del Uruguay (ICAU).

El calor es intolerable. La tristeza me embargó. Por eso, vine a tomar café con crema y comerme una deliciosa torta de manzana debajo de esta gran sombrilla. Aquí estoy muy bien.

— ¿No vas a recorrer más el campo, mamá?
— No, para mí ya fue suficiente. Vi todo el entorno y también la barraca y las celdas de castigo. Tú padre me dijo que eran iguales a las del Penal de Libertad. Nada nuevo bajo el sol, pero mucho más que lo que vivimos. Si tuviera un centro de tristeza en el cerebro, a esta hora, ya lo tendría hinchado y a punto de explotar. ¿Escuchaste el relato de la carta que envió a los padres un chico que vino a pasar las vacaciones a una casa lindera al campo? Lo que veía cuando ponían la ametralladora y las filas de gente entrando. Termina diciendo algo así como: “Que Dios nos proteja”.
—Pero papá sigue recorriendo ¿no?
—Sí, así parece. Acá no ha venido.
—Acá estoy, vine a tomar algo y después sigo. Está muy intenso el calor y lo que se muestra ,más.
—Querido, yo estoy un poco indignada también porque se siguió utilizando cuando la entrada de los soviéticos y murió gente de hambre. Eso es terrible.
—Así son las guerras, por eso no tienen que existir. Las revanchas son terribles y lo humano no aparece. Aquí murieron 13000 soldados soviéticos, judíos miles, resistentes miles, homosexuales, gitanos. Muchos. Más de 30000 sin contar los fusilamientos. El nazismo era así, contra todos, por la raza aria y perfecta porque tampoco aceptaban las discapacidades.
— ¡Ay, mamá! ¿Vos creías que eran santos los rusos?
— Yo pensaba que el hombre nuevo se estaba gestando. Y que era más humano.
— Te comías cada pastilla, mamá.
— No seas tan dura. Es difícil analizar una época con una mirada más actual. No te olvides que el mundo estaba dividido en dos. Que había guerra fría. Y que éramos muchos que creíamos en eso y no éramos todos bobos.
—Bobos… no, pero ingenuos… tal vez sí. Al hombre nuevo se lo comió el oso ruso, ja, ja, ja…
— Querida ¿sabés de qué me estoy acordando?
—No… La verdad que no. Es tan fuerte este campo lo que muestra y lo que no muestra y uno supone e imagina. Tengo la mente cargada. ¿De qué me tengo que acordar?
ꟷ ¿Te acordás cuando fuimos a ver, creo que el Hombre de Hierro, pero no estoy seguro capaz que fue el Hombre de Mármol y estuvimos a punto de salir de cinemateca antes que terminara, en un ataque de indignación?
—Me acuerdo clarito y me avergüenzo. ¡Qué furia tenía contra Cinemateca! ¿Cómo había podido traer esa película espantosa y mentirosa en plena dictadura? Cinemateca era un faro en el negro mar y nos hacía eso. Yo despotriqué tanto contra Martínez Carril. Pobre. ¡Qué disparate!
—No te puedo creer, mamá. ¿Qué pensabas?
—Que eran todas mentiras de Wajda. No te olvides que la dictadura en Uruguay fue muy dura. Había mucha gente que había perdido la vida, y otros estuvieron presos muchos años. Los daños emocionales en muchos de nosotros fueron muy fuertes. Estábamos abroquelados en una forma de pensar y no entraba nada. Nada.
— Pero… ¿cómo podía ser que no se plantearan nada?
—Estoy tranquila porque siempre peleé por la democracia, en dictadura y cuando salimos de ella, también.
—Y… ¿cuándo te empezaste a dar cuenta?
—Pasaron varios años, la película la habremos visto en 1982 o 1983. En el 85 volvimos a la democracia y, después, empezó a circular más información. Y con la Perestroika y la caída del muro, nos dimos cuenta de que aquel hombre perteneciente a una sociedad ideal y justa no estaba. Ni el hombre ni la sociedad. Pero nuestros ideales de una sociedad más justa siguen estando.
— Mamá, ¿y a ese Martínez Carril le pediste disculpas?
—A él, no, porque no me conocía pero, en mi fuero íntimo y frente a todos mis amigos, sí, le pedí disculpas. Igual siempre seguimos yendo, enojados, pero íbamos. Fue importante para nuestra generación ver el cine que ofrecía Cinemateca.
—Bueno… ¿vámonos, viejos? Ya estoy agotada.
—Sí, vamos. Este calor está insoportable. Pero si no hiciera calor creo que no lo hubiera podido visitar. Este lugar con frío es imposible de imaginar. ¡Vamos!