La Crisálida

Andrés Aizpún Mato

Siempre entendí las cosas oscuras de la creación divina como bendiciones disfrazadas que me han enseñado a penetrar en los confines de mis más altas trascendencias.

Mi transición hacia mi mundo espiritual, es decir no físico, comenzó desde muy pequeño donde jugando con mis muñecos hablaba con mis ángeles guardianes que eran mis mejores amigos. Luego al ir creciendo, comencé a ver otro tipo de cosas más feas del mundo espiritual que me daban miedo,
incluyendo a mi padre, que rápidamente comprendí que era una de esas cosas oscuras de la creación divina.

Pero también me llegó la magia del cine que en mis peores momentos de confusión y depresión me ayudaron a viajar a través de la pantalla de las salas de la Cinemateca Uruguaya que fueron una inspiración para conocer culturas y soñar. Me prometí que yo también era merecedor de cosas buenas en la vida y de adentrarme en la aventura que significa vivir.

Luego volví a caer al encierro, ya que era atacado por entidades oscuras gracias a la magia negra que mi padre pagaba para mantenerme en un estado de vulnerabilidad del cual se alimentaba y disfrutaba. Sí amigos, hay personas que disfrutan de estas cosas ya que no tienen la capacidad de amar, por supuesto tampoco a ellos mismos. Hay todo un circuito de interrelaciones de dependencia emocional que llega mucho más hondo de lo que quisiéramos ver o creer. Por ejemplo, en uno de mis intentos desesperados de pedir ayuda fui a un terapeuta bioenergético que muy atento y plácido me invito a aprender bioenergética mientras tanto me usaba de conejillo de indias para sus otras finalidades como ofrecerle victimas a las entidades oscuras a cambio de éxito y esas cosas que le importan a los humanos en miniatura desconectados de su divinidad, y una de esas víctimas fui yo. Realmente fue muy duro una batalla entre mi alma y éstas voces que me ponían pensamientos horrendos y en absoluto encierro. Por guía divina recurrí gracias a un comentario que ví por internet a un chamán de Perú, que me ayudo gracias a su fuerza espiritual y al abuelo tabaco, planta maestra por sus facultades de protección y
desintoxicación de bajas vibraciones.

El tiempo pasó como pasan las cosas que no tienen sentido de ser, que no tienen una razón aparente. Pero yo sabía que las cosas no funcionan así que todo pasa por algo, que detrás de todo hay una para qué y un por qué. También vi la necesidad de la sociedad de tapar todo, de impostar, de hacer que todo está bien cuando sus vidas son vacías y putrefactas por no salir a lo desconocido como en las películas. Y me juré que yo lo iba a lograr sanando mi mente y mis emociones. Por esto decidí volverme un monje o mas bien un hermitaño para proteger mi corazón y mis sueños de ataques de gente que ya no solo no sueña sino que envidia a los que sí y aparte la tacha de loca.

Los magia negra siguió pero claro que yo no lo sabía, lo descubrí mucho mas tarde al quitarme la última venda de mi sanación. Nunca palabras de aliento o de apoyo. Todo manipulaciones para ver que se podía obtener con esa otra movida de ficha, al fiel reflejo de una partida de ajedrez de psicópatas. Creo que lo que más le daba bronca y envidia por igual es que yo nunca me derroté. Siempre me mostré amoroso y cooperativo con los asuntos familiares. Nunca fui mezquino ni cobarde, lo cual le reflejaba su propia realidad y eso lo ponía peor. Una bipolaridad amor odio. La cantidad de personas que hay de este tipo disfrazadas de personas de bien y exitosas para la sociedad. Lo que habla de la sociedad.

En el final del 2018 me comentan que va a abrir la nueva sede de la cinemateca en la ciudad vieja con salas de primer nivel al igual que la propuesta, como siempre. Y entonces ví en esto una ventana como
oportunidad de refugiarme en el arte, en escribir, e ir a la nueva cinemateca. Fué un presagio de mi renacer como la crisálida hacia una nueva vida. Entonces comencé desde allí mi camino hacia el ir comprendiendo que la vida tiene sus ciclos y que lo que no te mata te fortalece.

Así que gracias a la vida, al arte, a la cinemateca que me acuno en su regazo de fantasía hacia un nuevo mundo donde el amor sea la única verdad indiscutible entre todos los hermanos de todas las razas. Me abandoné a confiar que todo tiene una inteligencia divina que opera a tiempo perfecto. Qué linda la vida cuando hay entendimiento. Que potente es el conocimiento para hacernos libres, el conocimiento interior que nos quita las telarañas de la negación y del miedo. Que bello es el cine para volar y conectar con lo otro, que en definitiva es uno mismo visto del reves.